ANIBAL Y LA PRINCESA HIMILCE

 



Las bodas del general púnico Aníbal y la princesa ibera Himilce, una historia de amor, guerra y diplomacia. Este es el evento histórico –casi legendario– que las tropas rememoraron ayer en el puerto de Cartagena ante un auditorio que, año tras año, mantiene su fidelidad al principal acto cartaginés.

Los actores, todos miembros de las distintas tropas cartaginesas, recrearon el momento histórico situado en el siglo III antes de Cristo, en el que, tras la muerte del general Asdrúbal, fundador de Qart Hadast, Aníbal, su sobrino, es nombrado estratega de las tropas cartaginesas. Los líderes de las distintas tribus asentadas en el sur de la península acuden a pedir protección a Mucro, rey de Cástulo (localidad íbera que los arqueólogos sitúan próxima a Linares, en Jaén). Su temor era que, nombrado el nuevo líder cartaginés, la época de paz de la que disfrutaban mientras Asdrúbal vivía se tornase en un período de conquista y pillaje.

En ese debate se encontraban los jefes de las tribus y el monarca cuando el propio Aníbal se presentó ante las puertas del palacio pidiendo audiencia a Mucro. El joven general púnico se muestra ofendido cuando el rey de Cástulo le expresa sus inquietudes. Habían firmado un tratado con Asdrúbal y su intención era respetarlo, no iba a ser quien rompiese los términos del acuerdo suscrito con su tío. Para ratificar la paz y evitar un enfrentamiento con los carthagineses, la hija de Mucro, la princesa Himilce, acepta desposarse con Aníbal, aunque al principio no las tuviese todas consigo.

Y aquí es donde acaba la historia y entra en juego la leyenda, porque aunque todo apunta a que se trató de una boda diplomática, hay quien dice que surgió el amor verdadero entre el general y la princesa. De hecho, según las fuentes latinas, Himilce se oponía a que su esposo declarase la guerra a Roma, y ante lo inevitable del conflicto, quiso acompañarle en su campaña militar, a lo que Aníbal se negó. Se dice que la princesa murió en Qart Hadast o en la Cartago africana víctima de una epidemia. Algo de todo esto se cuenta en otro de los principales actos cartagineses, el Oráculo de la diosa Tanit.

Lo que se obvia en las fiestas es que, más tarde, fue el propio Mucro quien traicionó el tratado de paz con los cartagineses y se alineó con Roma durante la Segunda Guerra Púnica, por lo que recibió trato de favor tras la derrota de Aníbal.

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