En muchos manuales de historia moderna de España podemos encontrar alguna página o sección al suceso que hizo el rey Felipe V en Xàtiva. Después de la derrota del ejército austracista en la batalla de Almansa 1707, Xàtiva había sido una de las abanderadas de aquel archiduque del que ya hablaremos. Pero no podemos decir que todos los ciudadanos se comprometieran en la causa, encontrándonos con dos bandos políticos que se enfrentan, pero sabiendo que son una minoría frente a una mayoría.
En este caso, una de las dificultades emana del propio archivo, no existe ningún documento que testimonie la destrucción de Xàtiva por el primer borbón. Vicente Boix lo estudió en los documentos del Archivo de Valencia, pero al ser un libro difícil de consultar, el cronista Sarthou se basó con lo que decía el padre Carlos Castañeda, quien era prior del convento del Carmen de Xàtiva que se destruyó, así como con lo que publicó Pascual y Beltrán en referencia a la destrucción de Xàtiva.
Después de un siglo de calma, habiendo sobrevivido a las germanías, Xàtiva se encontraba dividida entre los borbónicos, y los austracistas, que pasaron a ser conocidos como los botiflers y los maulets. El castillo carecía de defensas, ni tenía gente con la que hacer frente. Las súplicas del virrey, de los nobles, de los gremios, incluido del cabildo, permanecieron inútiles.
El pretendiente de la casa de los Austrica triunfó en Xàtiva, desde el desembarco en Denia de 1705, hasta el desastre de 1707. José Nebot como conquistador, y después como gobernador Basset, ocuparon militarmente la ciudad y el castillo.
Juan Tarrega, un setabense que además fue un caballero de alta estirpe, como Joaquim Llinás, Josep Aparici, Joan Proxita, todos ellos seguidores austracistas convencidos, logró la rendición del gobernador Rocafull, junto con la entrega de las claves que hizo mediante Juan Bautista Benlloch. Por ese motivo, una minoría compuesta por algunas unidades familiares tuvieron que abandonar la ciudad para ser borbónicas, con el anterior gobernador. En la famosa batalla de Almansa, Joan Proxita, justicia de la ciudad, y Josep Aparici murieron en aquélla.
En la guerra civil hubo gente de todo tipo, aventureros, de “mal vivir”, junto a las intrigas y los crímenes que se producen. Persiguieron a personas de signo borbónico, nobles, miembros del clero, y autoridades. Por una gran cantidad de gente proveniente de Xàtiva, capitaneada por Josep Marco, el Penjadet. No sólo asesinaron, sino que también encerraron a gente en el castillo en los calabozos, como es el caso de G. Cebrián, J.B. Sanchis, G. Fuster, y otros muchos tal y como nos dice Vicent Boix, recogido en este caso por Sarthou.
Un año después, llega Basset al castillo, era gobernador militar Onofre Dacic, al que sustituyó a Francisco Purroy antes del asedio aragonés. Fueron presos y deportados a Denia, monjas, frailes, canónicos, y otros seglares, junto a vecinos de la ciudad.
Por tanto, siguiendo las investigaciones que hizo Sarthou, cronista oficial de Xàtiva, a partir de la falta de información que tenemos, podemos concluir que si bien es cierto que había una gran mayoría austracista, también hubieron borbónicos, sobre todo en las clases más altas de la ciudad.


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